En un principio, jamás imaginé que mi vida giraría en torno a la personalización de ropa. En realidad, todo comenzó con cartuchos de tinta. Me llamo Ricard Llordés, y en aquel momento dirigía una pequeña tienda donde vendíamos y recargábamos cartuchos para impresoras. Un día, buscando formas de fidelizar a nuestros clientes, decidí comprar una pequeña plancha térmica para estampar camisetas y regalarlas a quienes hacían una compra mínima. Nada sofisticado, pero quería dar algo especial, algo que generara una sonrisa. Lo que no esperaba era que esa sencilla idea encendería una nueva pasión en mi vida.

Los clientes que se llevaban esas camisetas comenzaron a volver, pero no para comprar más cartuchos. Querían más camisetas. Algunos querían la foto de su mascota, otros un dibujo especial, y así, cada vez más personas nos pedían personalizar su ropa. Lo que empezó como un gesto de cortesía se transformó en una nueva oportunidad.

Cuando entró por la puerta todavía recuerdo la sensación. Era la primera vez que una empresa venía a pedirme algo serio: personalizar uniformes con su logo. Nada de camisetas para regalar ni pruebas improvisadas, esto era un pedido de verdad.

El encargado traía una caja llena de prendas y me dijo: “Confiamos en ti, queremos que nuestros trabajadores lleven esto con orgullo”. Yo asentí, aunque por dentro pensaba: “Ojalá no me tiemble el pulso con la primera estampada”.

Ese día descubrí algo: que detrás de cada logo en un uniforme hay una historia, un equipo, gente que va a currar con esa ropa cada día. Y que lo que yo hacía no era simplemente estampar, era dar identidad.

Desde entonces, cada vez que alguien cruza mi puerta con una idea, me acuerdo de ese primer paso.

La personalización de ropa cada vez me gustaba más, y cuanto más me sumergía en este mundo, más me apasionaba. Cada nueva técnica que aprendía, cada máquina que incorporaba, me llenaba de entusiasmo. Ver funcionar las nuevas máquinas era una mezcla de emoción y orgullo. Sabía que con cada avance podía ofrecer mejores resultados, más rápidos, más creativos. Me emocionaba con cada proyecto, grande o pequeño. Porque no hay dos camisetas iguales, no hay dos logos iguales, y cada cliente tiene una idea única que merece ser tratada con el máximo cuidado.

Una de las claves que descubrí en este camino fue lo importante que es la comunicación con los clientes. Desde el primer momento en que alguien me contacta, me aseguro de entender bien lo que tiene en mente. Hablar, preguntar, escuchar. Así es como logro que cada pedido no solo cumpla con las expectativas, sino que las supere. He trabajado con muchos clientes que venían de malas experiencias en otras empresas. Lo primero que les digo es: «Aquí no solamente vendemos; aquí ayudamos desde 0 a que tus ideas cobren vida, primero comentarme que quieres hacer y luego te digo que necesito para seguir «. Y así es. Hablamos por teléfono, WhatsApp o videollamada, lo que haga falta, hasta que su idea quede clara y podamos elegir la prenda perfecta y la técnica adecuada. Lo mejor de este proceso es ver cómo sus dudas se disipan y cómo, cuando reciben el pedido, su sorpresa y satisfacción superan con creces lo que esperaban.

Uno de los momentos más especiales para mi es cuando entregamos un pedido y vemos la reacción del cliente; una sonrisa de oreja a oreja, unas palabras de agradecimiento e incluso algún grito de «Increibleee» jejeje. Esos gestos son mi mayor recompensa. Para mí, no hay nada mejor que saber que hemos superado sus expectativas. Y lo mejor de todo es que esos mismos clientes no solo vuelven, sino que nos recomiendan a sus amigos, familiares o colegas.

Hoy, yo personalmente y todo el equipo de Sector Tinta, tratamos cada proyecto como si fuera el más importante. Porque para nosotros, lo es. Cada prenda que sale de aquí lleva consigo nuestra dedicación, nuestra pasión, y el compromiso de que ese cliente se lleve algo más que ropa: se lleve una experiencia.

Así que si tienes una idea en mente, si necesitas hacer realidad un proyecto especial, o si simplemente quieres algo único, aquí estamos. Estamos a tu lado desde el primer momento, hasta que veas cómo tu idea cobra vida.